domingo, 4 de septiembre de 2011

Oriente

El violin

Sedución

El vestido

Historia




¡Ay primavera, primavera suave!
Érase una mujer que compartía
el humus de la tierra, la armonía,
el árbol fácil y el nidal del ave.

Érase una mujer como una llave
con la que abrir un mundo de alegría,
una mujer, fugaz sabiduría,
pacífica guerrera, beso en clave.

Y érase un hombre así, de todas suertes
hombre y señor, total naturaleza,
puño gigante, lumbre de mil muertes,

abismo terminal, conciencia ilesa,
con el llanto interior, porque eran fuertes
 
sus ojos de metal color tristeza

Autor: Griselda Álvarez Ponce de León.
.


Situación


Se hizo tarde.
La lucidez protege
de la desolación.
Se hizo tarde
para emprender el viaje
hacia el conocimiento liberador.
Somos siervos
de los artificios inventados
por nosotros mismos.
Siervos de máquinas,
de imágenes sustitutivas
del mundo,
de raudales energéticos hurtados
al cosmos.
Nos infecta el afán de poder,
el ansia de dominar
sin merecimiento.
Sin embargo... a veces...
se oyen llamadas truncas,
ecos de grandes luces,
anuncios de desgarraduras celestes.
Adviene la nostalgia inexplicable
de lo perdido sin haberlo tenido,
de lo nunca vivido.
La multiplicidad ahoga.
Se pertenece a la multitud,
a lo relativo, a lo virtual,
a lo ilusorio.
Sin embargo...
se escucha, de pronto,
fluir en uno mismo el manantial secreto,
se respira un súbito perfume,
se aprende, mirando las olas,
la fuerza de alzarse, de romper
y volver a levantarse intacto.
¡Buscar la piedra ardiente,
seguir el árbol caminante,
cantar a las torres del viento
llenándose de los helechos colgantes!

Pero
¿no será muy tarde?

Autor: Juan Liscano